martes, 16 de junio de 2015

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La libertad como fundamento de todos los valores

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Por Richard Sosa 
Profesor de Castellano y Literatura
 Artículo publicado en la revista Derrotero Educativo; órgano divulgativo. Año 2. Nº2. Caracas-Venezuela.
Año 2014
 



La educación es un medio privilegiado, sin lugar a dudas, de crecimiento personal para nosotros como individuos y nuestra sociedad; en este desafío que significa la educación, cada uno de los que intervenimos en ella tenemos ante nosotros el reto de descubrir los valores que fundamentan nuestra propia existencia y su sentido pleno. De hecho, ese descubrimiento debería convertirse en meta por excelencia del vivir humano: cuestionarse el sentido de la vida, de la vida en general, y asumirlo, ya que en palabras de Frankl (1966) “el ser hombre equivale a  ser consciente y responsable”(p.23). Precisamente coincidimos en el hecho de que el hombre pensante y razonable, se detiene a evaluar su propia existencia. Esta no debe carecer nunca de sentido, y definitivamente, se alcanza a través de la vivencia e incorporación de los valores.
Ahora bien, debemos preguntarnos entonces: ¿Qué son los valores? ¿Qué repercusiones tienen los valores en la vida de todos los seres humanos, para mal o para bien? y ¿qué podemos deducir sobre lo que plantea  Jean Paul Sartre sobre lo que significa el término libertad en su obra El existencialismo es un humanismo?
En primera instancia, tenemos que identificar lo que serían los valores. Sin embargo, es difícil dar una definición de lo que se aprecia como  valores puesto que el “concepto” dependerá de quien lo percibe y de una serie de elementos que no forman parte de este texto. Algunas características que se le adjudican a los valores son las que emplea Pereira de Gómez (1998) cuando dice que estos son: 

 Una cualidad “objetiva” de todos los seres (personas o cosas) que las hacen deseables o apetecibles. Todo lo que contribuye al desarrollo, realización y superación del hombre. Aquello que da sentido a la vida del hombre y de los pueblos. Aquella cualidad del alma que la mueve a acometer empresas difíciles, venciendo  obstáculos y arrostrando peligros (acepción psicológica del término). (p.110)
Ahora bien, siempre y cuando estos vayan orientados con un fin educativo en el cual se promocione la persona y se desarrollen sus capacidades dentro de un contexto social, estos valores contribuirán al desarrollo del individuo en sí mimo. Al entender que el hombre es una totalidad unitaria con sus saberes, experiencias y sentires. De esta manera, entendemos que la educación debe ser proporcionada de manera integral.
Decimos esto porque si vivir por unos valores es realizarse, entonces sólo lograremos un desarrollo armónico de la personalidad  de nuestros estudiantes si logramos vertebrar en los programas educativos las diferentes especies de  educación con los respectivos valores de manera global, ya que por tratarse de valores humanos, no deberían estar fragmentados como tampoco ocurre con nuestra realidad.
      Es importante entender que los valores orientan los objetivos educativos, porque son la motivación última de toda conciencia humana. Por eso, suscitar valores y crear actitudes debe ser el contenido de cualquier programa de formación integral y no sólo contenidos de aprendizaje. A su vez, estas deberán formar parte del individuo que se está educando para sus futuros roles en la vida.
      Por otro lado, es interesante, a propósito de lo antes expuesto, destacar la idea de libertad que expone Sartre (s/f) en su conferencia El existencialismo es un humanismo cuando señala que la paradoja de estar «condenados a ser libres», significa que nuestra conciencia no está determinada, que el hombre no tiene una esencia, sino una conciencia relacional de la que no puede liberarse. La libertad no es algo que “tenemos” sino algo que “somos” aunados a esa conciencia relacional de la cual habla el autor. Concebir la libertad es concebir que nuestra conciencia puede hallar el sin sentido, la nada, como una estructura global del ser.
La libertad   Sartriana no es la del racionalismo clásico (la de elegir lo que el entendimiento me presenta como un bien), sino una concepción global del ser que mi conciencia me ha descubierto al hallarse siempre, e inevitablemente, “en situación”. La situación no es, pues, límite, sino condición de la libertad. Por eso mismo no puedo ser libre sólo en parte, ni negar, mediante lo que Sartre denomina “mala fe”, mi propia responsabilidad. Esto implicaría un juicio valorativo en el cual el individuo cree que la libertad es un valor propio que le permite vivir de acuerdo a sus propias decisiones y actuar de una manera determinada.
En ese caso, habría que preguntarse hasta qué punto es eso cierto. De hecho, a modo de ilustración, pudiéramos pensar: ¿hasta qué punto puede el ladrón actuar con libertad al tomar lo que no le pertenece? ¿No vive en una sociedad en la cual se enmarcan ciertas valoraciones respecto a lo que es bueno y malo? Pero aún así, ¿debe o no debe tomar las pertenencias ajenas? O peor aún, si las toma y es capturado, ¿no se le inflige un castigo? De manera que, es interesante plantearnos el porqué si se es libre hasta cierto punto, es en todo caso, relativo no absoluto. Es decir, no seremos jamás, libres. En el sentido pleno del término. Entendiendo que no debemos confundir libertad con libertinaje.
Por estas razones expuestas, es importante que logremos a través del desarrollo del pensamiento en nuestros estudiantes, independientemente del nivel en el que nos desenvolvamos, que puedan exponer sus valoraciones sobre la base de argumentos sólidos para que en el futuro puedan vivir de acuerdo con estos. No criticando si sus valores son buenos o no sino más bien cómo vivir de acuerdo con ellos.
Finalmente, podemos decir que un valor es una cualidad intrínseca de los seres humanos y que de alguna manera no se pueden calificar como buenos o malos. La libertad, tal como la expone Sartre es importante verla como un valor subjetivo y limitado por las normas y leyes del país en el cual vivimos. De hecho, el autor la denomina “el fundamento de todos los valores”.

Referencias
Frankl, V.(1966). Psicoanálisis y existencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia. Fondo de Cultura Económica, México.
Pereira de Gómez, M.(1998). Educación en Valores. Fondo de cultura económica, Madrid
Sartre, J.(s/f). El existencialismo es humanismo. Weblioteca del pensamiento. (Documento en línea)

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