Por Richard Sosa
Generalmente, en
actos académicos como este, se designa a uno de los padrinos para que diga un
discurso. En esta ocasión, por sorteo cerrado, entre la profesora Marilyn Olivo
y yo, no hubo oportunidad de tal sorteo,
ya conocen al personaje, y como ella está cansada de tal deber, me designó a
mí. En eso consistió el sorteo. Entonces, este servidor buscó el tema más
apropiado para desarrollarlo entre los hoy presentes. Pero yo no vengo a decir
un discurso, tal como diría Gabriel García Márquez. Vengo a decir unas palabras
de congratulaciones a los homenajeados, nuestros queridos graduandos.
A fin de hacerlo,
he decidido escoger, para dicho fin, el noble tema de la constancia. Pero ¿qué
podría decirles sobre la constancia? Hubiera llenado unos cuantas páginas con
anécdotas, y vaya que tengo algunas, ¿verdad muchachos? Pero esto, al fin y al cabo, no me hubiera conducido al fin deseado.
Entonces les pregunto, en este orden de ideas: ¿Sabía el auditorio reunido la
razón por la cual una pequeña gota de agua logra perforar el duro corazón de la
roca? No se debe a que esta ejerza fuerza bruta sino a que la pequeña gota es constante. Solo así cumple su misión. De
igual forma, hoy nos hemos reunidos acá para felicitar, honrando la constancia y el trabajo perseverante, con el cual estos jóvenes, se han
mantenido durante cinco significativos años para lograr alcanzar esta pequeña
pero significativa meta, en su camino hacia el éxito profesional: el ser
reconocidos como bachilleres de la República Bolivariana
de Venezuela.
Observando en
retrospectiva, tan solo cinco años atrás el Instituto Náutico “Almirante Lino
de Clemente” recibió de manera grata, a estos niños y niñas con deseos de
aprender y compartir con nosotros el proceso de formación, viviendo buenos y
malos momentos, porque así es la vida. Hoy, nuestro instituto está contento,
orgulloso, porque han alcanzado la meta
de manera exitosa. Hoy, a través de su distinguido cuerpo directivo, y su
excelente cuerpo docente, el padre Instituto Náutico “Almirante Lino de
Clemente” se enorgullece por devolverles a los padres y representantes
presentes, no a un grupo de niños y niñas, sino a un grupo de hombres y mujeres
que serán desde ahora materia prima y el gran futuro de nuestro aquejado país.
Analicen cada uno de ustedes sus propios sentimientos,
consideren uno por uno los motivos por los cuales se sienten contentos en este
momento. Es que tienen razones de peso suficientes para sentirse así y una de
ellas es que a diferencia de las olas impelidas por el mar, ha sido su
constancia la que les ha permitido estar sentados en este auditorio disfrutando
su gran día; es esa la causa por la cual
celebramos este solemne acto.
Toda esta serie de
acontecimientos cotidianos vividos nos han unido por medio de lazos irrompibles
con este grupo de jóvenes que hoy van a
abrirse paso en la vida. Es eso lo que yo quiero decirles este día. Pero
repito, no vengo a decir un discurso; y sólo quiero nombrarlos protagonistas,
en el caso de los graduandos, y testigos, en el caso de los que los
acompañamos, respecto a la culminación de lo que yo denomino un arduo proceso para
luego invitaros a compartir con el estudiantado de este plantel, el nostálgico
instante de una despedida.
Aquí están listos para partir, como columnas
vivas que sostienen en sus hombros la responsabilidad de mis palabras, cuando
yo digo: este grupo de muchachos está destinado a perdurar y a ofrecerle un
mejor futuro a nuestro país. Todos ellos van a buscar la luz, brillando cada
uno de ellos con luz propia, impulsados por un mismo ideal.
No ha sido
fácil pero tampoco imposible; todos ustedes han demostrado trabajo y ahínco constante a fin de lograr estar
presentes este día, y eso, habla muy bien de cada uno de ustedes. Por eso,
debemos regocijarnos, llenarnos de júbilo para agradecer a Dios por haberles
permitido llegar hasta aquí, a sus padres y a sus docentes por haberles facilitado
el camino. No se trata de un paso definitivo sino temporal. Algunos iniciarán
pronto sus carreras profesionales y otros harán una pausa, no muy larga, pero
con estas nuevas metas en miras, trabajarán para construir un mejor futuro para
ustedes y sus futuros hijos.
¿Qué mas podría decirles como consejos, no finales, sino temporales?
1.- Como tantas veces se los he dicho, “Crean en Dios pero
también en ustedes mismos”. Esa es la clave para lograr las metas.
2.- Sean constantes. Un edificio, una carrera o un proyecto
de vida no se construyen en un solo día, se necesita constancia.
3.- Sean agradecidos, regresen a su instituto, no solo a
buscar documentos de egreso sino a saludar a sus profesores u oficiales con el
cariño y la calidad humana que los caracteriza.
4.- Disfruten de su vida de manera sana y con precaución.
5.- Finalmente, cuídense mucho.
Honorable
auditorio, hoy damos, por terminado, el
proceso de formación de estos jóvenes. Por eso, solo quiero en este momento
felicitarlos y aplaudirles, nuevamente,
en nombre de toda la comunidad del Instituto Náutico “Almirante Lino de
Clemente”. ¡Qué Dios los bendiga, hoy mañana y siempre Promoción XXI!